jueves, 8 de octubre de 2009

El ultimo viaje del cachorro


Cuando papá lo llevo a casa me estremecí de alegría. Negro como el azabache, sus ojos profundos y vivaces inspeccionaban todo a su encuentro. Entro por la puerta ancha sacudiendo su colita, rápido me lance recibiéndolo entre mis brazos, decidid llamarle Tommy. A todos encantaba con su simpatía hasta los vecinos, le agradaba el cachorro, cada mañana cuando salíamos al vecindario era el centro de atención. Todas las tardes esperaba mi llegada del colegio. A esas horas los chicos luego de haber terminado con sus tareas, nos reuníamos en la calle para jugar. Tommy con sus ladridos tiernos me incitaba para salir al encuentro de la diversión, en donde, ancianos, hombres, mujeres sentados en las aceras observaban las maromas y las corridas del perro hacia nosotros, cualquier objeto en movimiento no pasaba desapercibido delante de el. Las carcajadas se escuchaban recorrer los rincones de las calles hasta desaparecer con la llegada de la noche. Tommy acostumbraba dormir en mi cama lo confundía en la oscuridad, sentia su cuerpo caliente enroscado en mi costado. Una vez para un carnaval ganamos el 1er lugar en un concurso de disfraces de mascotas . Con la ayuda de mis padres y los vecinos siempre dispuesto a colaborar. En el colegio organizaron diversas excursiones a la cuales me acompano , están esas fotos en el álbum cuando visitamos el zoológico, el acuario…en el zoológico casi muero del susto todavía no entiendo, comenzó acorrer despavorido a una velocidad que apenas vislumbraba el brillo de su velludo cuerpecito hasta desaparecer de mi vista. El alma me bajo a los pies como dicen por ahí. Me dirigí con la ayuda de un maestro al encargado del lugar , este convoco a una s cuantas personas quienes con éxito encontraron el cachorro, al ver esto mis compañero que ya sentían el agrado por el animal lo recibían entre gritos de alegría y aplauso. Estos fueron unos de los tantos lugares que disfrutamos juntos.

Hoy salimos de paseo al campo, el transito se torna algo congestionado, Tommy lleva su cabecita fuera de la ventanilla como todo perrito cuando lo llevan de viaje, mientras le cuento todas las aventuras que nos esperan. Mis palabras como un rayo desaparecieron de mis labios cuando un imprudente rebasó nuestro auto arrancándole la cabeza a mi gran amigo el cachorro. Solo que da mi ropa tenida de sangre y su cuerpo desplomado en mis piernas.

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