jueves, 8 de octubre de 2009

El vuelo de una cancion


Aun no consigue olvidar ese poema que nació bajo una hora muerta, en el paraguas de la plaza cuando el pintor perdió el lápiz, después de diversos intentos que fueron inútiles para conseguir la perfección de su obra maestra. Débil cayó del borde de madera en donde descansa la obra. Allí inerte en el áspero suelo, algo incomodo, desilusionado, sin percatarse que lo había abandonado se marcho el artista Cerca Estaba el poeta inspirado, al ver el instrumento abandonado se inclino como si hiciera una reverencia con delicado movimiento, lo atrapa con sus dedos convirtiéndolo en su presa., regresa a su cómodo asiento y contempla el paisaje, aquel que no llego a perfeccionar el artista. Sobre la mesa distingue una servilleta pisada por un salero , quien fue más que un testigo cuando casi sin carbón escribía diminutas frases con palabras hondas, como lo era todo aquello que estaba enfrente. De este modo en una distracción el atrevido viento se llevo la servilleta en las alas claras y silenciosas. Cuando fija su mirada solo esta la mesa y el salero que permanece de pie, entre los espacios de sus dedos el lápiz gastado del pintor y el recuerdo de un verso que vuela lejos . Llego a posar en el parque sobre las piernas de un músico , al leer las estrofas decide sumergirlas en el lago de la melodía, busca su guitarra, se le hace complicado tocar y mantener el poema en sus manos, ya que es frágil y muy delicado pero las palabras pesadas y pintorescas. No demoro en cruzar un alto y esbelto joven teñido por el dorado de la playa, a quien le pidió recitar al compás de las notas tímidas de su guitarra. El joven toma la servilleta en sus manos, una multitud de persona se Aglomera a su entorno. Entre abre sus labios cuando se dispuso a cantar. Pero sucedió algo extraño, su voz se había perdido junto con la canción que volaba o través con el arrastre de la corriente, que inesperadamente la rebato del lápiz del pintor, de los dedos de un poeta , del murmullo suave de una guitarra y de la voz de un joven que no era cantautor, pintor, Poeta. Sino un sordo mudo que con el sonido de su voz, Alborotadas salieron las letras.

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